viernes, 27 de noviembre de 2009

Epica a Jorjator el Mago


Correr frente a tí es un deporte que yo hago en silencio, decía el flaco Spinetta, pero correr frente a Mike es un deporte que no admite el silencio. Jorge, le revienta los oídos al silencio cada vez que abre la boca; es el alfa y el omega del trote, no hay nada más allá de los pasos intempestivos de Jorge, rebota sobre el suelo como si lo acariciara.
Ayer, corrimos por la avenida Parque, como le decía en un mail a Nico; ida y vuelta hasta el Plan Alborada, sobre el camino totalmente totonjeado, sorteando las tatrascas entre los árboles de los glorietas imperfectas.
Jorge enmelenado,
Jorge en camisa doble,
se quita una cuando la suda, y la lleva en la mano,
para que el General de los días pejotistas,
no lo tilde de descamisado.
No vaya a ser que me lo quiera hechar de la plaza,
el primer trabajador, a este trotamundo enamorado.
Jorge del Derecho, del Control Presupuestario,
del Código Aduanero y de la Lógica, Jorge
titán imbatible del lenguaje revolucionario,
Del talón metacarpiano y de las pantorrillas Jorge
de los parches de nintendo 64,
del marito tenis capo, Jorge
y de lo que le costó el amor de Laura
a Jorge del oyengue ensalivado.

jueves, 12 de noviembre de 2009

Chorch

Todo es lenguaje. Chorch, como le dice el Tonga a Jorge, es un alquimista del lenguaje. Qué curioso, Tonga que para nosotros es Gastón al vesrre afectivamente, para los porteños, supuestamente y quiero recalcar el supuestamente, Tonga es lo viril. "Acá tonga es poronga" decía el Tonga que le explicaban unas compañeras de estudio, "así que por favor, no uses ese término y estudiemos".
Con Chorch, una vez conseguimos un juego para computadora de boxeo. Tenía a varios pugilistas, pero el que elegía a Lamotta, les rompía el alma a todos. Era así. No había con qué darle. Empezamos entrenando livianito, unos minutos por día, y después se hizo vicio, y le dábamos masa al game varias horas. "Grande Lamotta!, con Lamotta te rompo el culo! Mucho, mucho Lamotta, Lamotta for president", pero jorge no puteaba. Jorge nunca puteó. Es un fenómeno. Raro y curioso fenómeno. Nunca se lo ha visto de torso desnudo. Por eso, nos preguntábamos los fines de semana, cuando no reunímos con los gurieses, si tiene ombligo Jorge. Si no tiene ombligo, es probable que sea un Adán anacrónico, y como no putea, y ahora se dejó el pelo largo, ya tenemos a un salvatore nuevo en el barrio.
"Lamoura, la gran Moura" exclamaba Jorge, parafrasenado la pronunciación de los yanquis de la tele. "Qué grande es Lamoura" decía Jorge cada vez que ganaba con Jack Lamotta a Sugar Ray Robinson, y quedábamos con los dedos acalambrados de tanto darle al teclado, y yo doblemente caliente, porque además de perder no podía conseguir que Jorge puteara.
"Puteá, puteá como un hombre, no seas cagón" y él nada.
Volvía a perder y con mirada de zorro disfrutaba "La gran moura, aguante la mourira!" vitoreaba Jorge.
Un día llevó la alquimia más lejos. Trabajaba a deshora la materia del lenguaje Jorge. Se había hecho una copia del juego, y retaba no sólo a su hermano, sino también a sus amigos. Mostraba ante el mundo la fuerza de Lamoura. "Tomen, manga de pouros" les decía. "Sirvanse de esta choura, prueben todos juntos la destreza de Lamoura". Chorch era imparabale. No sólo no habíamos conseguido que puteara ante la situación más adversa, sino que ahora anteponía la pronunciación americana sobre los insultos más vulgares.

Caritas

En el verano pasado vino un pibe que cantaba como los dioses. Fue una de las pocas veces que escuché a alguien cantar tan profesionalmente. Hizo una versión de "Gricel" increíble.
Una vez nos encontramos en la costanera comiendo unas pizzas. El flaco había invitado: "comé careverga". El cantante se tentó mucho y dijo que ese término era bien entrerriano, o por lo menos gualeguaychuense. Ese es el tema de hoy: la careverguización en nuestro lenguaje.
Cuando eramos adolescentes e íbamos para un cumpleaños de quince, si no recuerdo mal, un amigo nuestro estaba haciendo pichí en la puerta del quiosco de una vieja, como solíamos hacer todos durante la madrugada, y como harán las generaciones venideras. De un auto vandálico, emergió una voz intimidatoria: "¿No tenés otro lugar para mear, carita de pija?"
Por los años en que mi tía aún trabajaba en la escuela de Barrio Franco, cuyo nombre y número no recuerdo, me contó que una vez un alumno suyo le gritó: "Chau, careverga!". Ella, ni lerda ni perezosa, tratando de impartir educación de la manera que fuese, identificó al alumno insultante y le hizo buscar en el diccionario el término descalificador. "Es la parte más elevada de un barco, Señorita" dice que le dijo el gurí, asustado, cuando lo agarró en el aula. "Y a usted le parece que yo tengo cara de eso?" Le preguntó al educando que no atinaba a responder.
También se usa el "qué hacés, carita" a secas, a modo de saludo. Sabemos que el de qué está elidido, hay un sexo que se pierde en el saludo. "Carita de nada" como dicen los enamorados, "cara con olor a pedo" como decía Gustavo, "caracúlico" como dicen algunos profesionales de la salud. Nada puede igualar al Careverga, tan nuestro como los carnavale´.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Ding

No tengo nada para decir.
Hace tiempo que no tengo nada para decir.
No tengo nada qué decir.
Voy a esperar 5 minutos más, si no sale nada, subo esto y lo publico.
Ni en pedo pasan 5 minutos, irán uno y medio. No va a salir nada hoy. Tal vez mañana.

viernes, 6 de noviembre de 2009

Le milanesè

"Es corriente en el uso cotidiano del lenguaje encontrarnos con frases como LA VERDAD DE LA MILANESA.
-"Esa es la verdad de la milanesa" suele afirmar alguien y es una sentencia irrevocable.
Cabría que nos preguntemos si realmente el sintagma nominal milanesa (indagando en su estructura interna, con un equipo de investigadortes abocados al estudio de las palabras, descrubimos que Milanesa proviene de Milán, o Milano, como dice el tano mi vecino. Si indica lugar de procedencia, sería un gentilicio. No dejan una consonante librada al azar, como nuestros vecinos, los brasileros. Dios nos guarde)
Ahora bien, la milanesa metafísica que nos compete, cuándo es verdadera. Le caben una o tantas verdades como variedades de milanesas estén preparadas¿? Es más verosímil una de pollo a una de carne¿? De ser esto posible....por qué¿? Y ahora que están tan en boga las de pescado, les cabría también una categoría metafísica o las desechamos por ser orientales¿?
Una vez descartadas las preguntas anteriores para adentrarnos en la consecución de la verdad última o primigenia (según el wing por donde se lo mire), deberíamos batir, y debatir el accidente milanesio. Pongamos por ejemplo que la milanesa es esencialmente de ternera. Accidentalmente podría ser de pan rallado, de centeno o de avena."

Ensayo encontrado en apuntes de cátedra, Arnoux, París, 1900 y pico.