sábado, 3 de octubre de 2009

n/n

Proclamese casta, aquella a quien nadie pretende de amores. Leí una vez esa frase en un almanaque. Viste las que están atrás de la fecha? Bueno, ahí. Tardé un montón en entenderla: le daba vueltas y vueltas y no había caso. No tenía goyete. Hasta que un día me cayó la ficha. !Yastá! Quería decir que la virginidad no existía, de ninguna manera, porque a alguna mujer, en algún momento de su vida, alguien la pretendió. Ahora, de ahí a que fueran a los bifes son 500 pesos apartes.
Como dice Dolina, si no hay onda con una mina por más que le cuentes 25 veces el chiste del paisano que entró a comprar supositorios, no vas a tener suerte.
Pretender y no ser prentendido, corresponder y no ser correspondido, amar y no ser amado...cuánto más noble y sencillo son los sentimientos negativos. Puteá un día que andes apurado y vas a ver cómo te la devuelven. Es instantáneo.
No sé cómo fui a parar acá. Quiero escribir en realidad sobre una persecusión que se acaba de desatar, sobre esos seguimientos que solemos hacer cuando intentamos volver sobre una historia caduca. Escribir sobre esa pesquisa virtual que nos lleva a decir "mirá, dónde anda/ me querrá¿?/ por qué sigue dando vueltas" y empezamos a recorrer frenéticamente páginas, lugares, gente, contactos y la otra ni se entera.
Cuaaaalquiera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario