lunes, 10 de agosto de 2009

Inspirado en "El libro de la risa y el olvido"

Amamantar es también un goce, incluso el parto es goce, la menstruación es también una delicia, ≤ esa tibia saliva, esa leche oscura, ese derrame tibio y como azucarado de la sangre ≥, ese dolor que tiene el gusto ardiente de la felicidad.
Milan Kundera, El libro de la risa y el Olvido

No pocas veces reflexiono sobre el misterio insondable que envuelve a la mujer, esa patria de la intriga, lejana e inabarcable como el Absoluto. Contemplar ese misterio nos deja absortos, participar de la belleza nos sacude en espasmos continuos.
De qué cataclismo cósmico son hijas sus palabras, que como niñas que se ajuman, atraviesan la glotis para habitar el aire y reventarle los oídos al silencio…
Qué beldad primigenia forjó su arcilla,
Cuál es el tiempo sagrado del templo de su vientre,
Qué horizontes colman la herida de su sexo,
Bajo las yemas de qué dedos sucumben,
Qué sabor tiene la frescura del aliento que persiguen,
Entre la sal de qué espumas son del mar sirenas,
Qué obsceno mandamiento nos castiga
El corazón, bajo el diario mandato
De servirlas al amor.

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